Enseñanzas pequeñas de personas grandes

  Desde hace tiempo, trato casi a diario con niños, con ancianos, con personas con discapacidad con personas con enfermedades crónicas.... Sí, ese tipo de personas que nos inspiran ternura y a los que sentimos que debemos proteger. Esas personas que pensamos que no se valen por sí mismas y a las que hay que cuidar. Nada más lejos de la realidad. Nos dan un punto de vista diferente de la vida. Enseñan más de lo que yo puedo enseñarles, me llenan más de lo que pensaba. 

Ni más ni menos que las personas con las que me tomo algo en una terraza en verano. No necesitan nuestra lástima, no necesitan nuestra compasión. Actuando así, cubrimos NUESTRAS necesidades, no las suyas. 

Alguna vez, y de refilón iré contando esas historias que ellos me han contado a mí alguna vez, esas cosas que me han hecho plantearme lo que yo sentía como algo lógico y que ya no lo es.

Recuerdo, por ejemplo, a un chico con Discapacidad Intelectual que llegó a mi despacho enfadadísimo. Ése día cumplía 18 años y estaba indignado. Decía que todos le engañábamos. Yo no entendía nada. 

"¿Porqué crees eso?"- le pregunté. 

"Por que cumplo 18 años y soy mayor de edad"- me dijo él con seriedad.-"Y en la constitución dice que tengo derecho a un trabajo y una casa. Y vosotros no me queréis decir dónde tengo que ir yo a pedirlo"

Efectivamente, tenía razón. No le convencí, por que (según él, y con toda la razón) venía escrito en la constitución. Intenté explicarle que las cosas van de otra forma, pero hoy en día, y sabiendo que no le convencí, sigo pensando que si viene en la constitución, es un derecho de todos.

Lo dicho, poco a poco os iré contando explicaciones, experiencias y preguntas de grandes y pequeños sabios. Los mayores lo son por lo que han vivido, los pequeños por su capacidad de cuestionar todo, las personas con discapacidad intelectual, por su forma de ser, tan consecuente. Y las personas con discapacidad física o alguna enfermedad crónica, por la constancia a la hora de adaptar su vida a un mundo que siente lástima por ellos, pero no se adapta.