martes

Emociones a flor de piel

Una enfermedad, síndrome… no es motivo de vergüenza. Nunca. Sea cual sea esta, su naturaleza o el miembro afectado. ¿Por qué las personas que sufren enfermedades de la piel tienen que sentirse avergonzadas por ello? ¿Por qué tiene que afectar de manera social este hecho?


Una persona con psoriasis se ve condenada a esconder su cuerpo, llegando a sentir vergüenza por las miradas de la gente de su alrededor… Se ha constatado cómo el número de relaciones sociales desciende, cómo soportan temperaturas altísimas en verano con camisas de manga larga, por evitar las miradas curiosas, y a veces, críticas de los demás. Cómo su autoestima se ve tocada en todos los sentidos por la importancia que los seres humanos damos a nuestro aspecto. Es algo normal, entre los animales también se da, es algo adaptativo… La piel es el órgano más visible del cuerpo humano y de cualquier animal. Es algo que está a simple vista y que revela salud. Si un animal ve a otro de su especie con poco pelo, con heridas, con una enfermedad en la piel… optará por relacionarse con otro, ya que velará por su propia salud. La psoriasis no se contagia, pero estéticamente da la señal de que algo no está en su correcto estado. Nos da información de algo no saludable. Pero nosotros tenemos algo más dentro. Nosotros somos personas y se nos pueden explicar las cosas, así como hacernos entender la situación de otros. Todo proceso de cambio en la forma de pensar pasa por una psicoeducación. Por una explicación que nos haga entender las circunstancias de cada uno. Sabemos mucho sobre el cáncer, sobre el SIDA… Pero no sabemos casi nada de una enfermedad que afecta al 2% de la población. Sólo se conoce lo que es la psoriaris si la vivimos de cerca. La información es poder, y debemos educar desde la infancia con labores divulgativas sobre las afecciones cutáneas, con el fin de erradicar discriminaciones y falsas creencias.

¿Cómo repercute una enfermedad cutánea en nuestra persona? He hablado de la baja autoestima, he hablado del deterioro de las relaciones sociales… ¿Habéis pensado lo que sería para una persona joven que comienza a sufrir psoriasis? ¿Lo que supondría, a la hora de mantener relaciones sexuales por primera vez, desnudarse delante de su pareja? ¿Y un niño en clase de educación física? ¿Cómo explicar a sus compañeros las manchas rojas de sus piernas cuando sale en pantalón y camiseta de manga corta? Pensad en cómo os sentiríais si fuerais ese niño en un partido de fútbol contra otro colegio. O yendo a la piscina de vuestro barrio o urbanización…

¿Sabéis el coste a todos los niveles que supone este tipo de enfermedades? Vamos a darle un repaso… Tocar los temas comunes, sin centrarnos en uno de estos casos en particular. A nivel familiar: todo se alborota alrededor quien padece psoriasis. Las relaciones con personas de fuera del entorno familiar se ven mermadas. Su pareja sufre en sus carnes el sufrimiento de esta misma. Los hijos (sobre todo si son pequeños) pueden no entender por qué las cosas cambian… El tratamiento (hasta ahora paliativo) conlleva un gasto económico importantísimo. Además, supone que el tiempo familiar se acorte debido a la duración de los baños en productos especiales, la aplicación de cremas y pomadas... Y cuando el tratamiento es por medio de medicamentos, no podemos olvidarnos de los efectos adversos que estos tienen en el resto del organismo.

El rechazo social es tan importante que lleva incluso a problemas económicos provenientes de la inseguridad que genera ir a una entrevista para un nuevo trabajo (debido a la baja autoestima) o al rechazo social (hay casos en los que las personas que padecen la enfermedad se han visto discriminadas). Todo lo descrito lleva a que la persona quede relegada a un segundo plano. Hablo de la persona en sí, la persona con su hígado, con sus brazos y piernas, con todo su cuerpo, con sus sentimientos, con sus cualidades y sus defectos… también con su piel. Pero NO sólo su piel. Cuando trabajé con mujeres con cáncer de mama, aprendí que una mujer no es sólo su pecho… Una persona no es sólo su piel.

Abordaje psicológico

Si ahondamos en la literatura, encontraremos que la psoriasis se ha definido como una enfermedad psicosomática, producida por componentes genéticos (hereditarios) y por un mal manejo del estrés, como principales causas. La terapia normalmente se ha centrado en la reducción del estrés por medio de la escucha activa o la relajación progresiva. Pero ahora hay otras formas de actuación diferentes, que creo igualmente convenientes y efectivas. La logoterapia de Viktor Frankl, supone un nuevo enfoque de para afrontar situaciones estresantes. Propone la técnica de la intención paradógica, otra forma de manejo de la ansiedad. Por lo tanto, y según lo descrito anteriormente, ya tenemos dos técnicas de manejo del estrés.

Vayamos más allá. Miguel Ángel Vallejo Pareja, comenta en la revista electrónica del colegio oficial de psicólogos “Papeles del psicólogo” cómo una técnica llamada mindfulness puede ayudar a superar la ansiedad que provoca el hecho de tener psoriasis. Creo este punto importante debido a que, generalmente nos centramos en hablar de la ansiedad que provoca la psoriasis, nunca de la ansiedad que es provocada por esta. Y considero que, en un primer momento la ansiedad secundaria a la enfermedad es la que debe ser tratada de manera más urgente, ya que provoca mayor deterioro en la calidad de vida de cada una de estas personas y sus familias. Junto a este tipo de intervenciones hay muchas más, diferentes para cada persona. La TREC (Terapia Racional Emotivo Conductual) de Albert Ellis puede ser, por ejemplo otra buena forma de paliar pensamientos negativos que influyen en el bienestar biopsicosocial de la persona. Hay autores como Tausk y Whitmore que opinan que la hipnosis es otro método muy efectivo, e incluso hay autores que tienen pruebas empíricas de que en algunos casos se ha podido resolver con métodos psicoanalíticos.

Aun así, y para acabar, os invito a que cuando veáis que una enfermedad o situación personal de cualquier naturaleza os influya, no tratéis de enmascararla. Buscad ayuda con profesionales o en asociaciones en las que podáis encontrar una descarga emocional, un método de control de estrés o una terapia acorde a vuestras necesidades. Nunca aconsejaré como algo conveniente abandonar los tratamientos médicos, pero pensad en algo más propio del ser humano… Sus emociones. Buscad apoyo en vuestros seres queridos y en personas que os entienden. Aprended a conoceros a vosotros mismos de forma incondicional, a aceptaros y quereros como sois, pero si no podéis sólos, pedid ayuda. Somos muchos los profesionales que nos dedicamos a estos problemas y podemos ayudaros a sentiros mejor.



Iratxe Bolaños Adrián.

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